Las guerras y la barbarie capitalista son la causa de las crisis migratorias
Ya hace mucho tiempo que el Mediterráneo es un inmenso cementerio de seres humanos que huyen de las guerras y la miseria de sus países de origen. Cada año desaparecen miles de personas ahogadas en las aguas, o mueren abatidas en las fronteras militarizadas (Melilla, 24 de junio de 2022!) o deshidratadas y hambrientas en el camino hacia la búsqueda de una tierra donde poder vivir y trabajar.
Ni las guerras ni la miseria de que huyen son fenómenos «naturales». Son producto de la destrucción económica, ecológica, y a menudo militar, ocasionada por el capitalismo con todas sus ramificaciones. De hecho, muchas veces, las responsables directas de esa destrucción son grandes empresas de los países a donde deciden emigrar.
Pero mientras el capital no tiene fronteras en sus movimientos de depredación y rapiña, a los seres humanos que buscan ganarse la vida se los obliga a la migración clandestina. Mafias especializadas en emigración y muertes masivas por la precariedad de los medios de transporte son la consecuencia más inmediata.
Si sobreviven al viaje infernal y son interceptados por la armada, la policía o la guardia civil, los espera el internamiento en CIE’s, que son auténticas prisiones en condiciones inhumanas, y la expulsión forzada hacia terceros países donde son tratados de manera brutal (por ejemplo, Marruecos transporta migrantes a los límites del desierto y los abandona). Los que consiguen evitarlo, son objeto de persecución policial permanente y pasan por todo tipo de situaciones inhumanas, que pueden ir desde la dependencia de tratantes de esclavos hasta la prostitución forzada. Y siempre viviendo en la precariedad laboral más absoluta.
En toda Europa, entre los partidos de la burguesía, pequeña burguesía y algunos socialdemócratas, están extendiéndose posiciones descaradamente xenófobas y racistas, que se presentan como populismo nacionalista. Estas posiciones culpabilizan a los migrantes y las minorías étnicas de todos los males que sufren los trabajadores “nacionales”. Intentan enfrentarnos unos contra los otros y, sobre todo, buscan esconder que el auténtico origen de las difíciles condiciones de vida de toda la clase obrera es el sistema capitalista, que no mira más que maximizar el beneficio de los propietarios de los medios de producción.
Pero de la tierra o extranjera, aquí o en todas las partes el mundo, la clase obrera es única. Somos hermanos y hermanas en la explotación. La defensa de los derechos de las personas migrantes, las más desprotegidas y sobreexplotadas, es una obligación de todas las organizaciones que dicen defender los trabajadores.
Por eso, hay que unirse en un solo bloque, ahora que todos los gobiernos de la Unión Europea – incluido el del PSOE-SUMAR – han pactado militarizar todavía más las fronteras, multiplicar los CIE’s y financiar masivamente a los gobiernos de los países fronterizos (Marruecos, Turquía, Argelia, Mauritania...) para que hagan el trabajo más sucio e inhumano.
Contra la militarización asesina de las fronteras. Disolución de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex).
Por la apertura de fronteras para todos los trabajadores, trabajadoras, jóvenes en formación y sus familias.
Por la derogación de la Ley de Extranjería. Por el cierre inmediato de todos los CIE’s.
Por la igualdad de derechos sociales, laborales, civiles y políticos para todos los trabajadores y trabajadoras, migrantes o no migrantes.
Por acabar con todas las guerras imperialistas y la explotación capitalista.
¡De la tierra o extranjera, una sola clase obrera!
¡La patria de la clase obrera son los trabajadores y trabajadoras de todos los países del mundo!
8 de abril de 2024