Cinco años de crisis política continua del estado monárquico
Todo el sistema de dominación política de la burguesía a la Estado Español se encuentra en crisis desde 2015. Las cuatro convocatorias generales en cuatro años reflejan la incapacidad de la clase dominante para constituir un gobierno estable. Y esto a pesar de los grandes esfuerzos de todos los partidos que configuran el parlamento para evitar el hundimiento de la monarquía, evitando posar el foco en la putrefacción completa del aparato del estado, que ha estado en la base de la caída del gobierno de Rajoy. Una gran sombra de silencio cómplice o de pequeñas declaraciones de circunstancias cubre el espectáculo de la corrupción política generalizada (incluida la Casa Real) y de la visión inmunda que el caso Villarejo muestra de como la judicatura, la policía y los servicios de inteligencia han sido posados a disposición directa de los intereses políticos y económicos más repugnantes (guerras en el interior del PP, montajes contra adversarios políticos como Podemos y catalanes, conspiraciones económicas de los bancos y grandes empresas en el interior y al exterior del estado).
La burguesía no consigue que el PP, su representante político central durante los últimos 40 años, remonte la crisis o sea sustituido limpiamente por la alternativa preparada ad hoc (Ciudadanos). La incorporación de Vox hasta ahora no ha estado suficiente y parece que incluso puede retroceder en las próximas elecciones. El PSOE, la tabla de salvación en este tipo de circunstancias, ni consigue la mayoría necesaria ni es capaz de llegar a acuerdos que le permitan gobernar con tranquilidad. Nada ha sido suficiente. Ni las claras instrucciones de Ana Botín (Banco Santander) al día siguiente de las elecciones del 28 de abril del 2019, pidiendo al PP y Ciudadanos que «dejen gobernar al PSOE». Ni la tradicional venta de votos del PNV, ni el vergonzoso entreguismo de los partidos de la burguesía catalana (PDCAT y ERC) mendigando el indulto para sus presos del procés. Ni las facilidades de Podemos, decidido a aceptar cualquier pacto que le permita incorporarse a las prebendas del estado burgués y frenar el sangrado generalizado de sus filas.
Las falsas ilusiones de los millones de trabajadores y trabajadoras, de jóvenes, que votan PSOE, IU. Podemos, Bildu y asimilados, topan una y otra vez con la realidad: elección tras elección, nada sustancial ha cambiado para bien. El PSOE, en el gobierno desde hace un año, no ha tocado ninguno de las medidas más agresivas de los gobiernos anteriores contra la clase obrera y la población trabajadora, contra las libertades democráticas ni contra Cataluña. Ni siquiera ha depurado la administración del estado, la judicatura, la policía, el CNI, etc, de los elementos colaboradores con la corrupción de la etapa PP.
A estas alturas, restan en pie todas las reformas laborales y de las pensiones, la ley Mordaza, la reforma del Código Penal, las leyes de Arrendamientos e Hipotecaria o la Ley de Extranjería. El Estado Español continúa tratando como aliados y vendiendo armas en países con regímenes dictatoriales que llevan guerras abyectas contra pueblos, como por ejemplo Israel, Arabia Saudí y Turquía. Y, por supuesto, las tropas españolas mantienen todas sus intervenciones imperialistas al exterior, como en Afganistán y Siria.
El actual gobierno del PSOE no ha aflojado ni un poco la represión permanente contra la clase obrera ni contra Cataluña y las otras nacionalidades. Las leyes más represivas de la era Rajoy se aplican de como entonces. Las multas y detenciones se multiplican y en los juzgados y las prisiones continúa habiendo centenares de luchadores sindicales y sociales.
La dura sentencia del juicio de los presos del procés, una impostura de pura represión política que refleja un arreglo de cuentas entre fracciones de la burguesía, hubiera podido ser evitada por el gobierno durante los meses anteriores. Bien al contrario, ahora la adereza con el reforzamiento de la ocupación militar y policial extrema del territorio catalán y con la amenaza de una nueva aplicación del art. 155 y de la Ley de Seguridad Nacional. El acatamiento de Pedro Sánchez a la sentencia y al «cumplimiento integral de las penas», mientras organiza las cargas policiales contra las masivas movilizaciones de respuesta, es también un aviso para navegantes: ¡el PSOE avala la tesis de la sentencia del Tribunal Supremo por la cual cualquier protesta y/o moilización social puede ser calificada penalmente de sedición!
La clase obrera necesita un partido propio que luche para acabar definitivamente con todas sus penurias
Se acabó la gran crisis económica del 2008-09 y ya está a puertas una nueva, pero mientras tanto las condiciones de vida de la clase trabajadora no han dejado de empeorar sustancialmente. El paro crónico, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, la amenaza contra las pensiones, la precarización generalizada del trabajo, la vivienda digna a precios imposibles, los desahucios, la degradación de la sanidad y educación públicas, la sobreexplotación de los migrantes, la pobreza feminizada, constituyen nuestro día a día.
Los dirigentes de las grandes federaciones sindicales (CCOO y UGT) colaboran con el mantenimiento de la situación política y social mediante un pacto perpetuo de paz social con la patronal y el gobierno de turno.
Todos los dirigentes de los partidos que dicen defender los intereses de los trabajadores han entrado al juego de la dominación de clase, limitándose a pedir al amo migajas, para que tengamos algún interés en votarlos. PSOE, IU, pero también Podemos, Bildu o la CUP, están ansiosos de formar parte de los gobiernos burgueses autonómicos o central, de dar una supuesta coloración «progresista» al mantenimiento del orden burgués actual que garantiza la explotación capitalista. Cada cual con su modalidad, todos estos partidos envenenan a los trabajadores con ideologías ajenas que los niegan como clase en lucha irreconciliable con la burguesía. Es el caso del democratismo «ciudadanista» del PSOE e IU, pero también del«ciutadanismo radical» de Podemos, que intenta hacer creer que el «voto del pueblo» a los parlamentos puede hacer cambiar algo importante y llora para llegar a ser la muleta del PSOE. O de «el independentismo de izquierdas», de Bildu y la CUP, que crea la ilusión de la existencia de una nación donde las clases tienen intereses comunes y desvía completamente la rabia social al foco de la opresión nacional, total para defender «la unidad popular» con su burguesía periférica y acabar cubriendo la subordinación y trapicheos de aquella con la monarquía.
Las nuevas elecciones no solucionarán nada
El estado burgués es una máquina burocrática creada para asegurar y defender los intereses de la clase dominante. Los gobiernos, al final, solo son la junta gestora de los asuntos generales de la burguesía. En las elecciones simplemente nos dejan elegir quién hará esta función. Si existiera un partido obrero revolucionario se podría presentar a las elecciones y utilizar la tribuna parlamentaría para explicar precisamente esto, que nada se resuelve con unas elecciones, que nuestras reivindicaciones tienen que ser defendidas con nuestras propias manos, en la lucha sin cuartel que nos organice y unifique como clase por encima de todo tipo de divisiones, entre ellas las nacionales.
Ese partido no existe y una buena parte de los trabajadores, a pesar de la experiencia, busca utilizar el voto a los de los partidos denominados «de izquierdas» para revertir o al menos amortiguar las peores consecuencias de todos los ataques de los gobiernos del PP. Estos trabajadores buscan también instrumentalizar ese voto para hacer muralla frente en el franquismo reviviente.
A esos trabajadores nosotros los llamamos a votar al partido que consideren más útil para concentrar la fuerza de nuestra clase en este terreno y ocasión. Pero les explicamos con claridad que, como demuestra la historia, incluidos los seis meses que han pasado desde los anteriores comicios de abril de 2019, que es la política traidora de colaboración de clases de esos partidos la que abona el terreno del fascismo y que la única posibilidad de conseguir victorias es la lucha organizada y unida en los centros de trabajo, los barrios obreros, los calles..., como hacen los pensionistas los últimos años.
Hay que ponerse a construir ya el instrumento necesario para poner fin a toda explotación y opresión
Sea el que fuere el resultado electoral, hace falta que todos los trabajadores y trabajadoras más conscientes nos reorganizamos sobre bases políticas de clase para escapar de este sistema económico y social capitalista que se pudre y nos devora.
Somos la clase social mayoritaria, la única clase productiva. Nuestro futuro, al que está ligado el de la humanidad, está en construir un nuevo partido obrero revolucionario sin vínculos con la clase enemiga, que sea una herramienta activa de la construcción de una internacional obrera revolucionaria. Un partido con un programa revolucionario que eleve el actual atraso del nivel de conciencia de los trabajadores y los haga encaminar todos los combates hacia la desaparición definitiva de las clases, de la explotación y la opresión de una parte de la sociedad sobre la otra, hacia el socialismo.
Y hay que responder ya a las agresiones y la represión del estado
¡Ahora es el momento! Ante la situación creada por la sentencia del procés, la movilización de masas por toda Cataluña y la represión ejercida por los gobiernos central y autonómico contra ella, hay que responder en términos de clase desde todo el territorio del Estado Español.
Los sindicatos obreros, los partidos que dicen que nos defienden, todas las organizaciones del movimiento obrero ¡deben llamar a la lucha como un solo puño en solidaridad obrera contra el capital y su estado, contra la represión.
Porque hace falta y es posible una Huelga General hasta conseguir todas nuestras reivindicaciones:
- ¡Por la organización asamblearia y coordinación centralizada de las trabajadoras y trabajadores a las fábricas, las empresas, los barrios, los pueblos! Por la autodefensa de nuestras luchas!
- ¡Ninguna confianza en los dirigentes que nos han llevado al presente callejón sin salida !
- ¡Por el trabajo, los salarios, las pensiones y la vivienda dignas!
- ¡Por la defensa de la sanidad y la educación universales, públicas, gratuitas, laicas y de calidad!
- ¡Por la defensa de todas las libertades democráticas: de expresión, de organización, reunión, huelga, manifestación y protesta!
¡Por la libertad y anulación de todos los cargos y sentencias contra los luchadores políticos y sociales!
¡Por el ejercicio democrático del derecho a la autodeterminación de todos los pueblos!
¡Abajo la monarquía! Por un gobierno obrero! Por la república obrera!
17 de octubre de 2019