La tercera guerra israelí contra el Líbano
La operación terrorista del 17 de septiembre de 2024 con la explosión de miles de buscapersonas en el Líbano fue el preludio de una ofensiva a gran escala del ejército israelí. Los dispositivos, que se cree que fueron comprados por Hezbolá para dificultar los ataques con aviones no tripulados mediante el seguimiento de teléfonos móviles, habían sido colocados como trampas explosivas por la inteligencia israelí. Al menos 37 personas murieron y 3.000 resultaron heridas, entre ellas muchos niños. A partir del 19 de septiembre, la fuerza aérea israelí amplió masivamente sus ataques. Los objetivos eran tanto posiciones de Hezbolá en el sur del Líbano como zonas residenciales densamente pobladas de Beirut, como los suburbios de Dahieh Janoubyé. Atacar a los comandantes de Hezbolá fue el pretexto para bombardear barrios civiles. Una invasión terrestre comenzó el 30 de septiembre.
Casi 1,2 millones de libaneses tuvieron que huir de los bombardeos israelíes. En trece meses, Israel ha matado a 3.823 libaneses, la gran mayoría civiles.
El Líbano, un estado clerical y artificial creado por el imperialismo europeo
Estos ataques son parte de una estrategia más amplia para expandir el dominio militar de Israel en la región mientras los crímenes en Gaza y Cisjordania continúan sin control. Los conflictos actuales en Oriente Medio tienen sus raíces en el pasado colonial de la región. Después del colapso del Imperio Otomano, los Acuerdos Sykes-Picot sometieron a Siria y el Líbano al imperialismo francés. La III República Francesa , supuestamente democrática y laica, separó Siria y Líbano, favoreciendo a la burguesía cristiana maronita en este último y creando un estado sectario que profundizó los conflictos religiosos. En la constitución se institucionalizó un sistema proporcional entre cristianos y musulmanes, que fue reajustado tras la independencia en 1943. En el parlamento, la proporción de representantes debía ser de cinco (cristianos) a seis (musulmanes). Sin embargo, debido a los cambios demográficos, la proporción de cristianos maronitas en la población total cayó al 40% en la década de 1970.
Israel es colonial y belicista
Con la fundación de Israel en 1948, la situación empeoró aún más. El estado sionista, creado a expensas de los palestinos, se ha convertido no sólo en una herramienta al servicio de las potencias imperialistas occidentales, sino también en un actor regional autónomo con ambiciones hegemónicas. El desplazamiento de cientos de miles de palestinos ha ejercido presión sobre los países vecinos. En el Líbano, los campos de refugiados desestabilizaron aún más el frágil orden sectario, ya que la élite maronita veía a los palestinos como una amenaza y sólo concedía la ciudadanía a los refugiados cristianos.
Desde su fundación, Israel ha aplicado una política exterior agresiva que se basa en la fuerza militar y la expansión territorial. Ya en la década de 1940, los líderes sionistas estaban discutiendo planes para ocupar el Líbano. En las décadas de 1950 y 1960, el estado colonizador sionista fortaleció sus vínculos con el imperialismo estadounidense, convirtiéndolo en su brazo armado en la región. Esto empujó al panarabismo con pretensiones socialistas de estilo baazista o nasserista (Argelia, Egipto, Irak, Libia, Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Siria, etc.) a aliarse con la URSS.
Cuando el Reino Hachemita de Jordania, aliado con el imperialismo británico, expulsó a la OLP del país (Septiembre Negro) en 1970 y la dirección de la OLP trasladó su sede a Beirut, la crisis política en el Líbano alcanzó su punto máximo. Milicias reaccionarias y fascistas (las falanges libanesas de Pierre Gemayel), apoyadas por Israel y Estados Unidos, atacaron a los palestinos en 1975. Fueron ayudadas por la Siria de Assad padre en 1976. Entre 1975 y 1990, la situación degeneró en la Guerra civil libanesa. No sólo hubo luchas entre diferentes grupos libaneses cuyas alianzas cambiaban constantemente, sino también interferencia de estados burgueses regionales como Siria e Irán.
Israel en particular aprovechó la situación. Su ejército ocupó el sur del Líbano en 1978 e intervino en el conflicto en 1982. Israel expulsó a la OLP, mientras Siria consolidaba su influencia. Bajo la protección y el apoyo de la potencia ocupante sionista, las milicias falangistas llevaron a cabo una masacre de civiles en los campos de refugiados de Sabra y Chatila entre el 16 y el 18 de septiembre de 1982, matando a miles de palestinos.
La nueva guerra israelí en el Líbano es parte de una estrategia regional más amplia. El gobierno del Likud y los partidos racistas aprovecharon el atentado del 7 de octubre de 2023 como una oportunidad para avanzar en la limpieza étnica contra los palestinos, asestar golpes a Hezbolá y al FPLP en el Líbano y debilitar a Irán. La negativa por parte de Israel a cumplir las resoluciones solemnes de la ONU y los ataques a las bases de la FPNUL en el Líbano representan una escalada significativa. El gobierno israelí demuestra que antepone sus pretensiones de poder regional a todas las normas legales que las potencias imperialistas y la Unión Soviética estalinista establecieron después del final de la Segunda Guerra Mundial para mantener el status quo contrarrevolucionario de la posguerra. Sin embargo, Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, Austria, etc. justifican las acciones de Israel como defensivas y le brindan apoyo militar directo.
Hezbollah, un partido militar burgués y clerical
Como reacción a los crímenes sionistas y bajo la influencia de la contrarrevolución islamista victoriosa en Irán, se fundó en 1982 Hezbollah (Partido de Dios). Aunque anteriormente existía Amal (Esperanza), una organización principalmente anclada en el grupo religioso chiita que había atacado a los palestinos de 1985 a 1988, Hezbollah pudo reclamar la supremacía en el campo chiita gracias al apoyo de los mullahs iraníes. Esto le permite mantener milicias y una red de apoyo social entre la población chiita pobre. Hezbollah, que se había enfrentado al ejército israelí con armas en la mano, se hizo popular mucho más allá de los chiítas, después de la retirada de Israel en 2000 y hacer frente a la ofensiva sionista de 2006. Por el contrario, la intervención militar de Hezbollah en Siria a partir de 2012 para apoyar el régimen dictatorial y de tortura de Assad hijo, ha provocado una división mayor. Además, Hezbollah, que se ha integrado en el estado burgués, está comprometido en el escándalo de los incendios forestales de 2019 y la explosión del puerto de Beirut en 2020. Las manifestaciones populares multirreligiosas de 2019-2020 encontraron la represión por parte del ejército burgués, pero también las condenas, e incluso ataques, de Amal y Hezbolá.
Hezbollah, a pesar del genocidio desatado en Gaza desde el 8 de octubre de 2023, no había lanzado una operación a gran escala contra el ejército israelí. Se había contentado con algunos ataques con cohetes.
Por el desmantelamiento del estado colonial y la unificación socialista del Levante
El 26 de noviembre, bajo presión de Estados Unidos y Francia, Israel firmó un acuerdo de alto el fuego con Hezbollah, que está militarmente debilitado y probablemente políticamente dividido. Aunque se concede un bienvenido respiro a la población libanesa, esto no puede cambiar la impotencia de la FPNUL y del ejército burgués libanés, ni la naturaleza belicista del estado sionista.
Ni la burguesía maronita ni la burguesía chií, que comparten territorio y poder en un estado artificial, ofrecen una solución a la clase trabajadora libanesa ni al pueblo palestino. Desde 2019, el PIB libanés ha caído de 54.000 millones de dólares a 20.000 millones de dólares. Aunque en descenso, la inflación sigue siendo alta, con un aumento del 53,3% en el índice de precios al consumo en un año. En 2024, el 50% de la población vive por debajo del umbral de pobreza absoluta (menos de 1,90 dólares al día).
Sólo una Federación de Estados Socialistas de Oriente Medio puede romper el ciclo de guerras, expulsiones y opresión creado por el imperialismo y el sionismo
La clase trabajadora en el Líbano, Siria, Cisjordania, Egipto, Arabia Saudita, Turquía, Irak, Irán, Israel... debe estar unida independientemente de las divisiones religiosas y étnicas. Debe defender el derecho de los palestinos a desmantelar el estado colonial. Debe exigir el derecho a la autodeterminación de las nacionalidades oprimidas, en particular los kurdos. Debe apoyar la lucha de los trabajadores, asalariados, campesinos, estudiantes y mujeres iraníes contra el régimen de los mulás, hasta su derrocamiento y reemplazo por un gobierno de los trabajadores y trabajadoras.
La lucha contra la ocupación sionista, contra la interferencia imperialista y contra el clero reaccionario requiere que la vanguardia del proletariado rompa con el panarabismo, el islamismo y el sionismo para formar partidos obreros comunistas revolucionarios e internacionalistas, dentro del marco de una internacional obrera revolucionaria.
¡Retirada inmediata de las tropas israelíes del Líbano, fin de los bombardeos del Líbano!
¡Fin del bloqueo de fronteras de Egipto e Israel, fin de los bombardeos y de la ocupación de Gaza y Cisjordania por parte de Israel!
¡Alto a las operaciones terroristas de Israel en Siria, Irak e Irán!
¡Apertura de todas las fronteras a los refugiados de Gaza y el Líbano!
¡Derecho al retorno de todas las personas desplazadas y sus familias !
¡Por una Palestina democrática, multiétnica, bilingüe y laica! ¡Por un gobierno obrero y campesino en Palestina!
¡Retirada de las flotas imperialistas enviadas a Oriente Medio! ¡Cierre de todas las bases militares extranjeras en la región!
¡Frente único de trabajadores en los países imperialistas contra cualquier entrega de armas a Israel y cualquier cooperación militar con Israel!
¡Control obrero sobre la producción y los recursos en todo Oriente Medio!
¡Federación Socialista de Oriente Medio!
27 de noviembre de 2024
Colectivo Revolución Permanente
(Argentina, Austria, Estado Español, Francia, Turquía)