1 – Introducción
Participación: 57,94 % - Abstención 42,06 % La participación ha sido la cuarta más baja de la historia postfranquista, supera un poco la del 2021 en plena pandemia. En el momento álgido del procés independentista, en 2017, la participación fue de 21 puntos superior y alcanzó el 79,09 % . Y en las generales de 2023 fue del 65,4 %, aunque mucho más baja que la media en todo el Estado Español. Además, ha habido un 1,96% de voto en blanco y nulo, más del doble que en elecciones anteriores.
Respecto a 2017, el grueso de la abstención se centra tanto en el voto burgués independentista como en el españolista. Ambos frentes han perdido cerca de 700.000 votos entre 2017 y 2024.
2.- Voto socialdemócrata (PSC+Comuns+CUP): 37,6 % y 1.182.604 votos (en 2021, 36,6 % y 1.036.571 votos; en 2017, 25,7% y 1.128.265 votos). Tiene una tendencia creciente en porcentaje, con un número absoluto de votos aproximadamente constante. Globalmente, el voto a los partidos que se reclaman del socialismo no manifiesta el desapego de la abstención, pero ahora se concentra en el PSC y deja en profunda crisis a las organizaciones a su izquierda.
3 - Voto burgués independentista (ERC-Junts-AC): 38,7%, casi 700.000 votos menos que en 2017, pero prácticamente los mismos que en 2021, con una novedad: la filofascista AC roba 118.302 votos y el 3,8% a los partidos tradicionales ERC y Junts.
Hay una importante fuga de votos desde ERC (actualmente en el govern y muy contemporizador con el gobierno de Sánchez) hacia Junts-Puigdemont, percibidos como más radicalmente independentistas. Esto sin duda cambiará tan pronto como la amnistía permita la vuelta de los exiliados y la normalización de las relaciones políticas burguesas Catalunya-Espanya.
La filofascista AC podria ser una amenaza para todo el bloque tradicional en el futuro, como vehiculo de un nacionalismo xenófobo creciente especialmente en la Catalunya interior.
Como decíamos en la declaración previa a las elecciones, la gran pérdida de votos y peso del bloque independentista es
“el resultado natural de la gran estafa del procés. Tras proclamar, el 10 de octubre de 2017, la efímera República Catalana independiente y soberana de medio minuto, y de abandonar a la represión del Estado Español a las masas movilizadas, estos partidos son y hacen lo que siempre han sido y hecho: agencias orgánicas de la burguesía y pequeña burguesía local deseosas de obtener mejores condiciones para la gestión de sus asuntos comunes, encastrados en una administración autonómica que forma parte inseparable del estado monárquico español”. (IKC, 10 de mayo de 2024)
4 - Voto CUP (independentismo autodefinido como “anticapitalista” pero siempre facilitador de las maniobras y gobiernos ERC-Junts): 4,1%, 127.850 votos, solo dos tercios de los que obtuvo en 2017 y 61.000 votos menos que en 2021.
En total, el voto independentista suma el 42,8 % de los emitidos y queda también en minoría dentro del parlamento. En 2021 el voto total estrictamente independentista fue del 50,75% y en 2017 el 47,5%.
“La CUP nunca ha querido hacer el balance de su vergonzoso papel de florón rojo de la burguesía durante todo el procés. No puede, porque, para ello, debería renunciar a su «estrategia de unidad popular» interclasista para alcanzar la «independencia». Debería reconocer que no serán Junts ni ERC los partidos que dirigirán el combate para realizar el derecho a la autodeterminación de Catalunya. Como resultado de su sometimiento a la dirección burguesa y fraudulenta del procés, la CUP ha desmoralizado a sus propios militantes y se desangra como organizació”(IKC, 10 de mayo de 2024)
5 - El voto burgués españolista. Se confirma la desaparición de facto de Ciudadanos, que en el 2017 llegó a ser el partido más votado. PP-VOX, centrados en su campaña rabiosa contra la ley de amnistía para los militantes independentistas, suman casi el 20 % de los votos, diez puntos por debajo de lo conseguido por el trifachito (PP-Ciudadanos-VOX) en 2017, pero tres puntos por encima de la última convocatoria.
Por otro lado, los porcentajes sumados de los dos partidos filofascistas (AC y VOX) alcanzan el 11,2 %, un peso semejante a la media de VOX en el resto del Estado Español (12,40 % en 2023).
6 – Comuns-Sumar-Podem. Continua el proceso general de pérdida de votos y peso, quedando en el 5,8 % y muy centrado en el área metropolitana de Barcelona. Su crisis forma parte de la crisis general de Podemos, tras haberse convertido en la muleta de los gobiernos socialdemócratas de Pedro Sánchez
La suma de los votos de Comuns con los de la CUP no alcanza ni siquiera el 10 % y queda 5 puntos por debajo de los resultados de los partidos equivalentes en las elecciones generales españolas de 2023 (Sumar+Bildu+BNG+CUP obtuvieron el 14,7 %).
7 – PSC-PSOE. El partido tradicional de la clase obrera catalana sigue recogiendo sus votos fundamentalemente en las áreas metropolitanas e industriales. Ha alcanzado un 27,7 % . Hacía 20 años que no obtenía un resultado semejante. Su recuperación sin duda no se debe a méritos propios, ya que siempre mantiene un perfil muy bajo, alineado con el PSOE de Madrid. Se ha visto empujado al primer puesto, favorecido por el profundo desencanto ante los partidos del procés independentista y por la ley de amnistía (todavía no proclamada) del gobierno Sánchez, destinada a “tranquilizar” los ánimos y acabar el encarrilamiento del nacionalismo burgués catalán dentro del estado monárquico. No obstante, no ha obtenido suficientes diputados para gobernar y puede que, ante la imposibilidad de formar gobierno, se repitan las elecciones en octubre de 2024.
8- En resumen, y como explicábamos antes de las elecciones, la situación política creada continúa siendo un callejón sin salida para todas las clases:
- la burguesía catalana queda amorrada a la Generalitat borbónica y aliviada con la ley de amnistía. Toda la fanfarronería y palabrería del procés relegada de nuevo a los días de fiesta. Las masas (sobre todo pequeño-burguesas), que en su momento se movilizaron e ilusionaron por la Republica catalana, tardarán mucho tiempo en olvidarse de la estafa.
- Pero no por ello, la cuestión nacional va a quedar en segundo plano. El gobierno español actual no ataca abiertamente los derechos nacionales catalanes (de momento), pero eso puede cambiar por muchas razones, sobre todo si pasa a manos del PP. Y, con total seguridad, no será el PSC-PSOE el que defienda esos derechos.
- En Cataluña, como en el resto de los Países Catalanes, Esukadi, Galicia o Canarias, solo hay una salida: la construcción de un partido de la clase obrera que se oriente por sus propios intereses de clase frente a la burguesía local y estatal. Un partido que defienda al mismo tiempo la ruptura del estado monárquico y el derecho de todos los pueblos del Estado Español a decidir por sí mismos su destino y sus relaciones con el resto de pueblos de la península y de Europa.