La supervivencia del capitalismo amenaza a la humanidad
Todos los gobernantes de turno parlortean, cada uno a su manera de democracia, ecología y paz, pero subvencionan empresas capitalistas extractivas, manufactureras y agrícolas que despilfarran recursos, emiten gases de efecto invernadero innecesariamente y contaminan de manera duradera. Los Estados burgueses dedican presupuestos cada vez mayores a los ejércitos y a espiar y reprimir a la población. Mientras una parte importante de la población mundial, incluso en los países imperialistas, no come adecuadamente, no tiene una vivienda digna, no tiene acceso a una sanidad y una educación de calidad, el gasto militar mundial en 2021 superó los 2 billones de dólares, es decir, casi el 6% de los presupuestos.
Etiopía aplastó la insurgencia de Tigray en noviembre de 2022 con la ayuda del ejército eritreo. Rusia está librando una guerra colonial y destructiva en Ucrania. La dictadura militar de Birmania/Myanmar ha desatado una guerra civil contra sus pueblos. Las organizaciones criminales se han apoderado de Haití. El territorio de Siria se lo disputan el tortuoso régimen del Baaz, apoyado por Rusia e Irán, y facciones islamistas, algunas de ellas apoyadas por Turquía. Israel bombardea periódicamente en Siria y a veces en Líbano. Turquía ocupa parte de Siria y bombardea en Irak. China e India se enzarzan periódicamente en escaramuzas en el Himalaya. Dos fracciones del ejército se disputan Sudán. Las dos principales potencias imperialistas (EEUU, China) se desafían militarmente en el Mar de China.
El calentamiento global continúa, sin control a pesar de los acuerdos internacionales de las COP, debido a la lógica del beneficio, la rivalidad entre Estados y la competencia entre empresas. Va acompañado de contaminaciones medioambientales, pérdida de diversidad biológica, escasez creciente de agua dulce, deforestación masiva y deterioro de las tierras cultivables. Por no hablar de las dramáticas pandemias provocadas por agentes patógenos animales (ébola, covirus...) como resultado previsible de la brutal presión de la producción capitalista humana sobre los hábitats naturales de otras especies.
Desaceleración económica mundial e inflación
El capitalismo funciona cíclicamente y es sacudido inevitablemente por crisis económicas que restablecen temporalmente las condiciones para la expansión de la acumulación de capital. Pero debido a las subvenciones de los gobiernos para salvar a sus propias empresas y a las políticas permisivas de los bancos centrales, la destrucción del capital mundial ha sido limitada en las recientes recesiones mundiales, incluida la de 2020-2021. Como resultado, las expansiones económicas que siguen tienen un alcance limitado y parecen más cortas: el FMI espera que el crecimiento mundial se limite al 2,8% en 2023.
A esto se añade el resurgimiento del proteccionismo en todas sus formas, que conduce a una cierta fragmentación del mercado mundial, limita el crecimiento mundial y alimenta la inflación: de acuredo con la OMC el comercio internacional de bienes y servicios sólo aumentará un 1,7% en 2023.
La última recuperación ha venido acompañada de un repunte de la inflación: 8,7% de aumento de los precios en todo el mundo en 2022 según el FMI. En algunos países, la moneda ya no desempeña correctamente su papel: en 2022, la inflación en Turquía superó el 64% y en Argentina el 94%. En realidad, el aumento de los precios de los alimentos, la energía y la vivienda supera con creces las tasas medias de aumento de precios y ha alcanzado un nivel doloroso para los asalariados de todos los países.
Frente a la inflación, la política monetaria restrictiva de los principales bancos centrales tiende a hacer subir los tipos de interés globales en detrimento de las economías nacionales más débiles, los Estados más endeudados y las empresas "zombis" no rentables, incluidos los bancos más frágiles. La subida de los tipos bancarios afecta especialmente a las familias trabajadoras endeudadas de los Estados donde el crédito bancario es a tipo variable.
Las rivalidades imperialistas desencadenan una escalada militar mundial
En el periodo de decadencia capitalista (la fase imperialista), los grandes Estados, inevitablemente, defienden el antiguo reparto del mundo que les era ventajoso o lo cuestionan para allanar el camino a sus grupos capitalistas frente a sus competidores extranjeros. La situación mundial está marcada por la creciente rivalidad entre Estados Unidos, que sigue siendo la primera potencia imperialista, y China, potencia imperialista en ascenso que cuestiona el reparto del mundo. Las demás potencias imperialistas (Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Rusia, Italia, etc.) se dividen entre estos dos polos.
Así, el Estado norteamericano intenta estrangular el capitalismo chino limitando sus exportaciones y privándole de los componentes electrónicos necesarios para modernizar su industria (y su ejército). En términos militares, el Estado norteamericano tiene, con diferencia, el mayor presupuesto militar del mundo. Con la excusa de la guerra imperialista de Rusia contra Ucrania, refuerza la OTAN y trata de alinear a la Unión Europea contra China. Además, ha concluido una nueva cooperación militar con Australia y Gran Bretaña (Aukus) en 2021 y está incrementando las maniobras militares con sus aliados, entre ellos Filipinas y Japón, en el Mar de China. Por su parte, el Estado chino alinea con él a Rusia y Brasil. Con el 2e presupuesto militar del mundo, está reforzando su control sobre Hong Kong, militarizando islas en el Mar de China y aumentando las maniobras militares en el Estrecho de Taiwán.
El auge mundial del militarismo generalizado se lleva a cabo sin preocuparse por limitar la contaminación o ahorrar energía. El ejército burgués y sus servicios secretos, no sólo son una carga fiscal para los trabajadores, sino una herramienta represiva contra su emancipación.
La reacción se generaliza
En las economías más avanzadas, los Estados están revertiendo las conquistas sociales anteriores. Incluso las democracias burguesas más consolidadas restringen las libertades: espionaje sistemático de su población, restricciones al derecho de huelga, a viajar, a manifestarse, a publicar... Los expresidentes (Trump, Bolsonaro) impugnan las elecciones cuando les son desfavorables y lanzan bandas fascistas para presionar a las instituciones. En todas partes, los partidos políticos burgueses y los demagogos populistas se apoyan en la xenofobia, la religión, el racismo, el machismo, la conspiración... Los trabajadores inmigrantes, las mujeres trabajadoras y las minorías étnicas, religiosas o sexuales son las primeras víctimas del auge de la reacción mundial.
El Estado indio persigue a los musulmanes y ocupa militarmente Cachemira. Israel, basado en la colonización de Palestina, inevitablemente la continúa en Cisjordania y Jerusalén, mientras profundiza el apartheid contra los árabes en su interior. La Rusia capitalista sólo puede defenderse de la presión militar y económica de Estados Unidos y la UE negando el derecho de Ucrania a existir y reprimiendo cada vez más a su propia población. Turquía persigue a los kurdos dentro de sus fronteras, su ejército los ataca en Irak y Siria. En Irán, el régimen de los ayatolás surgido de la contrarrevolución burguesa de 1979 oprime más que nunca a las mujeres y a las minorías nacionales. El régimen cuasi feudal de los talibanes, que volvió al poder en 2021 prohíbe ahora a las mujeres de las ciudades trabajar y a las niñas estudiar.
La crisis de dirección del movimiento obrero
Desde el 1er de mayo de 2022, la población trabajadora ha protagonizado importantes luchas en todos los continentes, en particular en Perú, contra la destitución del presidente electo y la represión policial; en Irán, contra el velo obligatorio; en China, contra el confinamiento excesivo; en Gran Bretaña, Sri Lanka, Bélgica, Austria, República Checa, Alemania, Estados Unidos, etc., contra la inflación; en Francia, contra el incremento de la edad de jubilación.
Pero la actual dirección de la clase obrera mundial no sirve realmente a los intereses de los trabajadores. Los sindicatos mayoritarios siguen en manos de burocracias corruptas y a veces ligadas a partidos burgueses como en EEUU, Argentina, Argelia... Como resultado, en Gran Bretaña, Bélgica, Francia... los dirigentes sindicales se niegan a convocar una huelga general hasta la victoria. En Gran Bretaña, incluso suspendieron las huelgas cuando murió la reina.
La restauración del capitalismo en 1992 en Rusia y China ha agravado la crisis del movimiento obrero. Los viejos partidos obrero-burgueses ("laboristas", "socialdemócratas", "comunistas") obedecen más que nunca a su clase dominante. Los partidos creados según su modelo (PT brasileño, DL alemán, Respect británico, Syriza griego, Podemos español, LFI francés, PT belga, PSOL brasileño...) no son mejores.
El LP británico, más monárquico que nunca, está a favor de la OTAN y se niega a apoyar las huelgas de las direcciones sindicales; el SPD alemán gobierna con los Verdes y el Partido Liberal; el PSOE, el PCE y Podemos forman un gobierno socialimperialista en España, entusiasta de la escalada militar de la OTAN; En Brasil, Lula tiene como vicepresidente a un viejo político burgués, se opone al derecho al aborto y se arrodilla ante el Estado Mayor del Ejército; en Nepal, el PCUN-M es actualmente miembro del gobierno burgués; lo mismo que el SACP en Suáfrica; el KPRF ruso apoya la invasión de Ucrania; el DSA estadounidense está en el Partido Demócrata y sirve de títere al imperialista Biden; etc.
El centrismo contribuye a la confusión y la fragmentación
La dirección de la 4e Internacional, creada para sustituir a la Internacional Obrera y a la Internacional Comunista, revisó su programa en 1949-51. El estallido subsiguiente, que perdura, ha producido una multitud de sectas estériles y una veintena de corrientes oportunistas rivales, todas ellas adaptadas al "reformismo" o al nacionalismo burgués.
El PTS y el PO argentinos votaron el 3 de septiembre, junto con los partidos burgueses gobernantes, una moción en el parlamento regional de Buenos Aires "por la paz social". En los últimos meses, LO, el NPA-B francés, CR y RP, el SWP británico, SP, AWL, ACR y WF se han alineado con los aparatos sindicales que han multiplicado las "jornadas de acción" y las huelgas dispersas. Durante la pandemia de COVID, algunos "trotskistas" (LO, NPA y RP franceses, SL estadounidense, RKOB austriaco...) apoyaron las manifestaciones anti-mascarillas y anti-vacunas dirigidas por conspiracionistas fascistas.
Algunas organizaciones que encarnan el "trotskismo" en sus países han entrado en bloques con los islamistas: el SWP británico con Respect en 2004, el PT argelino con la Plataforma de Roma en 1995. A partir de 2011, varios grupos que se reclamaban trotskistas (CST brasileña, IS argentina, RKOB austriaca, CWG neozelandesa...) presentaron a los yihadistas como dirigentes de una revolución en Siria y uno de ellos (LOI argentina) incluso les proporcionó tropas.
Varias organizaciones proponen la asamblea constituyente en países donde sólo puede tener una función contrarrevolucionaria: el PTS, el PO y el MST en Argentina, el PTU y la CST en Perú, el POI y el POID en Francia.
Son numerosas las corrientes "trotskistas" que se niegan a condenar la invasión de Ucrania o que equiparan al opresor sionista con el pueblo árabe en Palestina/Israel. Algunos se niegan a pronunciarse por la apertura de fronteras para los refugiados, los trabajadores y los estudiantes.
Por la internacional obrera revolucionaria, por la revolución socialista mundial
La burguesía, incluso en los países dominados, ya no puede desempeñar un papel progresista. La estrategia que responde a la fase imperialista es la revolución permanente adoptada en el siglo 20e por la 4e Internacional.
Es posible acabar con todo este mundo podrido si, más allá de las fronteras, la vanguardia de los trabajadores se reagrupa en una internacional obrera revolucionaria basada en el marxismo.
En cada estado, la Internacional ayudará a construir un partido de tipo bolchevique para expropiar el gran capital y destruir el estado burgués, establecer un gobierno obrero basado en los consejos de consejos armados de trabajadores de la ciudad y el campo.
Entonces la clase obrera podrá tomar el poder al frente de las luchas contra la explotación y la opresión, por las libertades democráticas y los derechos de las naciones oprimidas, por la igualdad de la mujer y por la defensa del medio ambiente. La dictadura del proletariado abrirá la vía al socialismo-comunismo mundial sin estado, un modo de producción basado en la igualdad y la solidaridad, donde los trabajadores administrarán conscientemente los recursos, la producción y la distribución en beneficio de la humanidad actual y futura.
1er Mayo 2023
CoReP (Austria, Estado Español, Francia, Turquía) https://www.revolucionpermanente.com/