Los imperialismos estadounidense y ruso se ponen de acuerdo a espaldas de los pueblos de Ucrania

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El 12 de febrero, Trump anunció que había acordado con Putin el inicio de negociaciones de alto el fuego, sin siquiera consultar al gobierno ucraniano ni a los de Europa. Su secretario de Defensa dijo que Ucrania debería renunciar a su membresía en la OTAN, que un regreso a las fronteras de 2014 era "poco realista" y que ni Estados Unidos ni la OTAN se involucrarían militarmente en Ucrania para asegurar que el acuerdo se implementara, y que ese rol quedaría en manos de los países europeos.

Ese mismo día, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, que estaba de visita en Kiev, exigió que Zelensky firmara inmediatamente un acuerdo unilateral que condicionaría la continuación de la ayuda estadounidense al derecho de Estados Unidos a explotar minerales estratégicos ucranianos por valor de 500.000 millones de dólares. De hecho, además de petróleo y gas, el subsuelo ucraniano es rico en litio, uranio, titanio y grafito, todavía en gran parte sin explotar debido a la guerra y a la falta de capacidad industrial.

Para Trump, esto no sería más que un reembolso de la ayuda estadounidense. Pero estos fondos ascienden a un máximo de 185 mil millones de dólares, incluidos 65 mil millones en ayuda militar que en realidad corresponden a subsidios federales concedidos a grupos armamentistas capitalistas estadounidenses para abastecer a Ucrania. Después de que Zelensky se negó a firmar, Trump advirtió:

Zelensky, un dictador no electo, debería darse prisa o no le quedará país. […] Piénsenlo, un comediante de éxito modesto, Volodymyr Zelensky, persuadió a los Estados Unidos de América a gastar 350 mil millones de dólares para involucrarse en una guerra que no se podía ganar, que nunca debería haber comenzado, pero una guerra que él, sin Estados Unidos y “TRUMP”, nunca podrá resolver. (Trump, Truth Social, 19 de febrero)

Sin la ayuda estadounidense, Ucrania, que ya se encuentra en grandes dificultades frente al ejército ruso, no tiene posibilidad de resistir durante mucho tiempo. Los suministros de material militar y municiones proporcionados por los distintos estados europeos no podrán sustituir esto, al menos a corto plazo.

Pero después de tres años de feroces batallas, el tiempo se acaba para una Ucrania debilitada. Por un lado, el imperialismo ruso aumenta su presión militar en el frente y en todo el país con sus drones y misiles, por otro lado, las fauces del imperialismo estadounidense se cierran sobre su riqueza. El 20 de febrero, el enviado especial de Estados Unidos a Ucrania advirtió a Zelensky de que el acceso a la red satelital Starlink, la compañia creada por Elon Musk, esencial para las comunicaciones de su ejército, podría verse cortado si no se firma el acuerdo sobre la explotación de minerales. Zelensky ya admitió el 21 de febrero que los equipos estadounidense y ucraniano estaban trabajando juntos en un acuerdo, Trump dijo que esperaba que se firmara un acuerdo " en un período de tiempo relativamente corto ".

El 18 de febrero, los ministros de Asuntos Exteriores de Rusia y Estados Unidos acordaron en Riad establecer un mecanismo de consulta y nombrar negociadores para establecer las condiciones para la paz en Ucrania. El gobierno ucraniano no fue invitado a estas conversaciones, ni tampoco los de los países europeos.

El proceso que acaba de iniciarse va más allá de la mera cuestión de Ucrania. Al poner fin a la guerra a espaldas del pueblo ucraniano, pero sobre todo rompiendo su estrecha alianza con los demás países imperialistas de Europa, la potencia estadounidense quiere abrir un nuevo camino en las relaciones internacionales. Después de obligar a los países europeos a implementar sanciones contra Rusia que han pesado duramente sobre las economías de la UE, la nueva administración estadounidense ahora dice que un acuerdo secreto con Putin está casi cerrado. Y añade, para atención de los gobiernos interesados, que EE.UU. dejará en manos de los presupuestos europeos la mayor parte de los gastos militares que garantizan el actual orden imperialista.

Como en el caso de Canadá y México, que se vieron obligados a pagar la militarización de sus fronteras compartidas, Trump levanta el velo empapado en dólares que hasta ahora ha cubierto las relaciones de Estados Unidos con sus "aliados": No se pide la opinión de los vasallos sobre cuestiones importantes. Sólo se les pide que paguen por la protección del amo.

¡Las sanciones contra Rusia terminarán pronto y será el momento de alcanzar acuerdos comerciales rentables! Mientras que el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Lavrov, saludó en Riad el "fuerte interés en eliminar los obstáculos artificiales al desarrollo de una cooperación económica mutuamente beneficiosa", su homólogo estadounidense, Rubio, añadió: "Hay oportunidades extraordinarias para llegar a ser buenos socios”.

La fuerza del estado norteamericano, económica, militar y tecnológica, no es comparable a la del ruso. El PIB de Rusia, 2,05 billones de dólares en 2024, es sólo una quinceava parte del de Estados Unidos, 29,167 billones de dólares. Lo que Trump busca en nombre de la burguesía estadounidense no se limita a la perspectiva de saquear a Ucrania de sus metales y tierras raras (que la UE también codicia), ni de cerrar acuerdos con los capitalistas rusos. Busca debilitar a la Unión Europea y romper la alianza que el gobierno ruso se vio obligado a formar con el chino para resistir la presión del estadounidense y los europeos después de desatar la guerra en Ucrania.

El interés por el Estado ruso es evidente. El acuerdo tal como está perfilándose le permitiría salir vencedor de la guerra que ha desatado - aunque no haya conquistado toda Ucrania - consolidar sus ganancias territoriales que representan alrededor del 20% de ella, alejar temporalmente la amenaza de la OTAN, aflojar el peso de las sanciones internacionales que pesan sobre su economía, aumentar la presión que ejerce sobre los países vecinos, dividir a la Unión Europea...

Los gobiernos europeos (incluido el británico) están desconcertados por este cambio de actitud del estado norteamericano. Macron reunió urgentemente el 17 de febrero a los jefes de Gobierno de Alemania, Reino Unido, Italia, Polonia, España, Países Bajos y Dinamarca, así como al presidente del Consejo Europeo, a la presidenta de la Comisión Europea y al secretario general de la OTAN; y luego, el 19 de febrero, a otros estados europeos, para intentar encontrar una posición común e imponerse en la mesa de negociaciones. Aunque Francia y Gran Bretaña consideraron enviar tropas a Ucrania, supuestamente para garantizar el alto el fuego, Gran Bretaña cambió de opinión al día siguiente, indicando que esto no podría realizarse sin garantías militares de Estados Unidos... Además, Rusia ya ha descartado la posibilidad de que ejércitos de países europeos tomen posiciones en Ucrania.

Macron visitó Washington el 24 de febrero. No recibió garantías ni concesiones de Trump. Peor aún, al mismo tiempo, Estados Unidos presentó una moción ante la ONU exonerando a Rusia de cualquier agresión contra Ucrania y consiguió que la misma posición fuera ratificada en el Consejo de Seguridad votando con Rusia y China, sin que los representantes de los países europeos se atrevieran siquiera a votar en contra. Pero estos países no están dispuestos a pagar y renunciar a su parte del botín. El mismo día, 24 de febrero, el Comisario de Estrategia Industrial de la UE, Stéphane Séjourné, explicaba que había presentado una la propuesta alternativa sobre “materiales críticos”, en Kiev, durante una visita de la Comisión Europea. El abandono de Ucrania por parte de los Estados Unidos viene acompañado de una creciente presión sobre los gobiernos europeos para que incrementen su gasto militar hasta el 5% de su PIB, comprando equipamiento estadounidense, por supuesto, mientras anuncian la retirada de 20.000 hombres de los 100.000 soldados estadounidenses actualmente estacionados en Europa.

Creemos que es importante, como parte de una alianza común, que los europeos fortalezcan sus defensas mientras Estados Unidos se centra en las regiones del mundo que están en gran peligro. (Vance, Conferencia de Munich, 21 de febrero)

Francia y Alemania ya han anunciado que quieren acelerar el proceso, pero la construcción de una "defensa europea" sigue siendo un cuento recurrente, bloqueado por los intereses divergentes de las burguesías europeas. Las tendencias cada vez más reaccionarias y nacionalistas de estas burguesías , incluso fascistas para ciertas fracciones, se alimentarán del militarismo nacional.

Si el acuerdo entre Estados Unidos y Rusia llega a concretarse, será una derrota para el proletariado ucraniano, después de más de tres años de guerra bajo el liderazgo del gobierno burgués de Zelenski, al tiempo que se fortalecerá el control de la dictadura de Putin contra el proletariado ruso.

Después de reclamar el control del Canal de Panamá, la anexión de Groenlandia y la incorporación de Canadá, Trump está tomando la iniciativa para obligar a Ucrania a rendirse en beneficio de su país y de Rusia. Los Estados Unidos están tomando la delantera, desafiando todos los acuerdos, alianzas, tratados y organizaciones internacionales vigentes, con el único objetivo de restaurar todo su poder, que hoy está siendo minado, desafiado y socavado por los imperialismos rivales, en primer lugar por el chino. "Make America great again", con toda la brutalidad que ello implica, significa una aceleración considerable de los riesgos de enfrentamientos interimperialistas y de anexiones por la fuerza de las armas.

El cambio de actitud del Estado norteamericano demuestra que, contrariamente a lo que inventaron los vergonzosos defensores de la agresión rusa, la invasión de la antigua colonia del imperio zarista no fue un conflicto entre el imperialismo norteamericano y Rusia. De lo contrario, Estados Unidos habría aplastado a Rusia. Sin embargo, una redistribución del mundo es inevitable y podría llevar a la aniquilación de la humanidad, dada la proliferación y el tamaño de las armas atómicas.

Es responsabilidad de toda organización obrera (partido o sindicato) manifestarse contra la invasión y ocupación, por la retirada de las tropas imperialistas rusas de todo el territorio de Ucrania, por que las armas y municiones lleguen a los soldados ucranianos. Esto ayudaría al proletariado a luchar contra Zelensky - que cuenta con los fascistas de Azov y los carroñeros imperialistas occidentales - que persigue a los rusoparlantes, que privatiza y prohíbe las organizaciones obreras y las huelgas. Para lograr la paz y la libertad de los pueblos de Ucrania, es necesaria la movilización de los explotados para cancelar las medidas antiobreras de Zelensky, restaurar las libertades democráticas (incluso en el ejército) y organizar la guerra y las negociaciones bajo el control de las organizaciones obreras y campesinas. En Rusia, una campaña de este tipo ayudaría a la clase obrera a derrotar la guerra colonial y debilitar al estado burgués ruso.

Antes de que sea demasiado tarde, el movimiento obrero de todos los países (en primer lugar de Rusia, de Estados Unidos, de Europa) debe pronunciarse por los derechos de los pueblos oprimidos (palestinos, kurdos, ucranianos, etc.), contra el militarismo de los estados imperialistas, contra las anexiones territoriales de todas las grandes potencias, por el desmantelamiento de los ejércitos profesionales al servicio de los explotadores, etc.

Es posible poner fin a todo este sistema podrido si, a través de las fronteras, la vanguardia de los trabajadores se reagrupa en una internacional obrera revolucionaria. En cada estado, la Internacional ayudará a construir un partido de tipo bolchevique para expropiar el gran capital y destruir el estado burgués, establecer gobiernos obreros basados en consejos y avanzar hacia una federación socialista mundial. Para ello es necesario unir inmediatamente los mejores elementos del movimiento obrero mundial y las luchas de los oprimidos, sobre la base del socialismo científico establecido por Marx y Engels, el programa de la IC de la época de Lenin y la Cuarta Internacional de la época de Trotsky.

24 de febrero de 2025

Colectivo Revolución Permanente